jueves, 27 de noviembre de 2008

SIGLO XVIII

EL DESARROLLO TEXTIL CATALÁN:

La industria textil fue el motor de la revolución industrial en GB y así ocurriría en España, sobretodo en Cataluña que gozaba de una tradición manufacturero textil desde la Edad Media con un paréntesis durante la invasión napoleónica. Además, a partir de 1820 con la pérdida de las colonias el mercado tradicional quedó liquidado.
El gobierno reembolsó parte del capital de la empresa a Bonaplata y prohibición en 1827 la llegada de algodón hilado del extranjero y en 1832 de manufacturas de algodón. Así se instauraba un proteccionismo estatal contra la industria textil inglesa y sus bajos precios.
La industria textil catalana ya estaba por detrás de GB, EE.UU. y Francia pero por delante de Bélgica e Italia. Los precios se abarataron y la gente pudo comprar ropa que antes no podía permitirse; se consiguió abastecer el mercado interior y el de las restantes colonias.

martes, 4 de noviembre de 2008

La Guerra de las Naranjas

La Guerra de las Naranjas:

fue un breve conflicto militar que enfrentó a Portugal contra Francia y Esaña en 1801.
.- Dos recuerdos quedan de esta guerra relámpago contra Portugal: un cuadro de Goya y la incorporación a la corona española de la plaza de Olivenza.
Los antecedentes de la Guerra de las Naranjas hay que buscarlos en la política exterior francesa, enfrentada a Inglaterra. Ésta, además de una gran flota, disfrutaba de una posición envidiable en la península ibérica, al dominar Gibraltar y tener como aliada a Portugal, que le cedía el uso de sus puertos, circunstancia a la que deseaba poner fin Napoleón.




Para ello, apeló el emperador francés al Tratado de San Ildefonso, que establecía el compromiso de ayuda mutua entre Francia y España, esgrimiendo el peligro que para Francia, aliada de España, suponía la influencia y presencia británicas en Portugal.


Carlos IV trató de solucionar pacíficamente el problema, enviando cartas a su hija Carlota Joaquina y a su yerno Juan, regente de Portugal. Pero ante su escaso éxito y bajo las presiones francesas, que no le interesaba otra cosa, declaró la guerra a Portugal el 28 de febrero de 1801.
A partir de ese momento y hasta la invasión del país vecino el 19 de mayo, Godoy, el favorito del rey (y de la reina), trató de dejar al margen a los franceses, ya que Napoleón presionaba para que fuera el general Sant-Cyr quien mandara las tropas hispano-francesas.


Cuando el 26 de abril el príncipe-regente de Portugal lanzó su manifiesto contra España y Francia, las tropas españolas ya enfilaban la frontera por tres puntos distintos: por el Miño, con 20.000 hombres, por el Algarve, con 10.000 y por Extremadura, donde se concentraba el grueso del ejército, al frente del cual estaba el mismísimo Godoy. A los franceses se les había reservado la margen derecha del Tajo, pero cuando se inició la campaña, aún no habían cruzado el Bidasoa.


Portugal, por su parte, a su débil organización militar, no más de 20.000 hombres, hubo de añadir la indolencia de los ingleses, que se negaron a ayudarles a pesar de las peticiones de socorro hechas desde Lisboa.
Los españoles penetraron el 20 de mayo por los territorios de Olivenza y Juromeña, que capitularon. Por el contrario, la guarnición de Yelves mantuvo la resistencia gracias a su artillería, lo que no impidió que las avanzadillas españolas penetraran en los jardines de sus fosos, donde cortaron un ramo de naranjas, que ofrecieron a Godoy y que éste se apresuró a remitir a la reina.
La campaña fue fácil. Un postrero ataque de Godoy el día 29 produjo la desbandada portuguesa. Cuando salían de Sevilla varias baterías de artillería para acabar con los pocos focos de resistencia que quedaban, los portugueses pidieron la paz.


De esta guerra relámpago a la que fue llevada a la fuerza, España sacaría la ocupación de Olivenza y sus alrededores, devolviendo a los portugueses el resto de las plazas tomadas. Francia se quedaría con la mitad del territorio de la Guayana, lindante con Brasil.


Napoleón, que quería la ocupación total de Portugal, al enterarse del acuerdo montó en cólera. Mandó un correo con instrucciones para evitarlo, pero éste tuvo un accidente por el camino, llegando a Badajoz el día 7 de junio. Aunque el tratado hispano-portugués se firmó el día 8, Godoy hizo poner en él la fecha del día 6, para que pareciera que las órdenes del emperador habían llegado tarde.
Napoleón se quedó compuesto. Y Olivenza se quedó en España.